La verbena de la paloma

Para el Anónimo que en la entrada anterior pedía algo de música, aquí va mi aclamada imitación de Johnny Cash:
boom-chicka-boom, chicka-boom, chika-boom, boom-chicka-boom, chicka-boom, chika-boom.... Hello, I'm Dalton Bert... boom-chicka-boom, chicka-boom, chicka-boom....
Y una vez satisfechas las peticiones musicales, pasemos a otros temas. Apenas hace unos días, señalaba cómo el verano parecía haber deshecho los desechos intelectuales del Blogorreino de Aragón (con permiso de Quidam Lector, voy a apropiarme de ese término tan inspirador, aunque blogorreino me recuerde algo a blenorragia), y advertía también yo de que había una facción de inasequibles que seguían obcecados en exhibir cuán paletos podían llegar a ser. Aducía un ejemplo de ello, ejemplo que recientemente ha dejado obsoleto el mismo dueño de la misma bitácora, demostrando una vez más que no hay nada más peligroso que un tonto con iniciativa. Fiel al tan castizo lema De echarla, echarla gorda, este buen hombre está consiguiendo lo que seguramente era su máximo anhelo, además de publicar en Alfaguara: convertirse en un icono generacional de referencia. Lástima que no tenga tan asimilada la poca distancia que hay entre el icono de referencia y el monigote de pacotilla, papel que borda con nota alta.
 
En lo que no estoy ya tan de acuerdo es en otras apreciaciones de Quidam Lector, como la que parece insinuar que el Blogorreino es un desierto. Pero hombre, ¿acaso si Aragón fuera un desierto cultural hubiera aparecido un sitio como éste? Ya sólo su nombre, Una morena y una rubia, es prometedor para tanto comentador baboso a quien se la pone dura cualquier niña que diga hacer versos. Pero es que además, menuda rubia y menuda morena son estas dos: la morena es Eva Puyó, autora única de un librico, Ropa tendida, que obtuvo enfervorecidas críticas de sus amigos. Además, tiene la virtud de ser una mujer que acepta sin quejas tener exceso de grasa encima. Y la rubia no es sino Aloma Rodríguez, autora única de otro librico, París Tres, y cuya sonrisa es lo único más grande que su talento. Las dos son parientes, ya que las dos han publicado sus libros en Xordica, es decir, donde lo han hecho sus novios, hermanos, padres, etc. Pero eso no es pertinente para lo que ahora nos ocupa, que es celebrar la magnificencia de estas dos vestales de la cultura aragonesa, que ponen a disposición del resto de los mortales un caleidoscopio de propuestas que nos enriquezcan el espíritu. Guau...
 
Así que ya saben, amigos: sean fieles a la página de la morena y de la rubia, como estos infelices de la vida, y cuando en el bar les comenten que va a haber una cena de escritores en Casa Emilio, podrán decir esto con la cabeza bien alta.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un gran poema, como muchos, de Fernando Sarría.

Cuando amar es un pecado venial.

Esperar en la cola de Cohen, ¡somos tantos!,
movidos a una como un álamo en el aire,
- ¿por qué todos los vientos traen otoños aferrados a las nubes? -
preparados para deshacer todas las caricias y rehacerlas de nuevo,
así son los verbos que forjan la trama,
los que hacen de la noche “lo inolvidable”.
Tras de mí un fondo de anhelo,
el decorado perfecto donde escaparnos a hurtadillas.
Su voz, la de él, es del silencio, la llama en el instante,
el arbusto arbolado donde disipar todas las pequeñas iras.
Consigue trasladarme cerca del punto de no retorno.
Álgido entre las silabas prendidas al aroma de las flores,
septiembre puede ser de luz o de olvido,
o la sabia medida de la piel,
también el suave deleite de pasear junto a un río
sobre el que los puentes son para la lluvia.
No tener que preguntar por el ayer,
lo recóndito, el tumulto de arena que nos hace ser como somos,
aunque sepamos que todo esto no deja de ser un juego.
Un juego donde siempre al final lo perderemos todo.
Él, de negro, vino y abrió las puertas de una ciudad,
la que se habita de vez en cuando,
como esos milagros
en los que todos hallamos algo para recordar, “lo inolvidable”.

Anónimo dijo...

Mire a ver qué le dicen ahí, Sr. Bert. Que le mandan (cosas que llaman) poemas y todo...

Cualquier día se le declaran.

No seré yo, que me manga las invenciones léxicas, so buitre... (Es broma: use lo que le dé la gana. El que entra por aquí ya sabe a lo que se arriesga, digo yo).

Hala, pues que disfrute los versicos ésos.

Quidam Lector