Toda la luz del mundo, de Ángel Guinda

Estimado Perski:

me parece muy bien que te hayas comprado el último libro de Ángel Guinda, Toda la luz del mundo. Cada uno se gasta su dinero en lo que le da la gana. Lo único es que me parece que no es su último libro, y que ni siquiera es un libro, sino una tomadura de pelo.

Si fueras tan ducho en internet y esas cosas como presumes, te hubieras pasado por el blog de Antón Castro, te lo hubieras copiado (como él hace) e imprimido (o impreso) en un solo folio, que cabe perfectamente, para que la naturaleza no sufra por las ocurrencias de algún artista y algún editor (o editor@) y se malgaste tanto papel. ¿Qué pasa, que en el blog de Antón Castro está sólo en español, y la edición es en "23 lenguas europeas"? Pues coge el texto y pásalo por Babelfish, y seguramente el resultado será aún más poético.

La evolución de este libro ha sido de lo más curiosa. Primero se edito sólo en español. Claro, así cantaba mucho: un poema por página x treintaitantos poemas x una línea por poema = joder qué fácil es hacer un libro.

Así que alguien tuvo la brillante idea de traducirlo a las otras lenguas que se hablan en España (perdón, en el Estado español). Bueno, así se llenaba un poco más. Y el bolsillo de la editora también, porque estos son los típicos proyectos con los que se engaña a las instituciones para que suelten la subvención. En fin, si las instituciones se dejan engañar y tragan, allá ellas.

Pero todavía no quedaba muy consistente. Así que el siguiente paso era traducirlo a todas las lenguas de la Unión Europea. Una iniciativa cojonuda, sobre todo porque la UE tiene fama de ser generosa con propuestas culturales de tanta envergadura como éstas. ¡Bien por Olifante!

Afortunadamente, la UNESCO no se pone de acuerdo sobre cuántas lenguas se hablan en el mundo, porque si no, ya teníamos el siguiente paso evolutivo de este libro. Aunque tiempo al tiempo.

Bueno, ¿y qué se saca en claro de Toda la luz del mundo versión 23 lenguas? Pues por lo que se refiere a lo meramente poético, lo mismo que cuando se editó sólo en español (¡qué pobrecico parece ahora!): que a Ángel Guinda le pirran las paradojas y agudezas, como a Gracián; que si este "libro" fuera un cuaderno donde el poeta anota ocurrencias para después poderlas utilizar en sus poemas, bueno sería, pero sería todavía mejor si lo mantuviera en privado, sin publicar. Y en cuanto a las traducciones... pues que el italiano se parece mucho al español, que el lituano debe ser muy difícil de aprender, que el turco siempre sonará raro, y que traducir "Con con" sin que entre la risa nerviosa es una prueba de fuego para cualquiera.

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué razón llevas, amigo Dalton.

Quidam Lector

Manuel Martínez Forega dijo...

Me parece muy bien lo que dices, Dalton Bert. Yo, en cambio, tengo una opinión bien distinta; pero en estos asuntos, como en otros muchos de índole subjetiva, es imposible ponerse de acuerdo. En cualquier caso, la discrepancia siempre amplía la perspectiva crítica y, en este sentido, tu criterio ha de ser bienvenido.
No puedo defender aquí mi argumentación contraria porque reiteraría lo ya dicho en la introducción al libro que citas.
Saludos.

Anónimo dijo...

Ni es tan subjetivo el asunto (de hecho, el bueno de Dalton ofrece varios argumentos bastante objetivos) ni es imposible ponerse de acuerdo. Se me ocurre a mí, vamos...

He de suponer (no la he leído) que en su prólogo, estimado Manuel, hablará Ud. acaso del espacio blanco que rodea y realza los textos, que permite que luzcan y relumbren... No sé.

O tal vez de las agudas metáforas, de las finas sinestesias que comparecen acá y allá, siempre desligadas de una continuidad (añade un servidor), pues que se agotan en el versillo suelto.

En fin, en fin, en fin.

Quidam Lector

Anónimo dijo...

Por cierto: sí puede Ud. defender aquí su argumentación; otra cosa es que no quiera. Razón (quebrada, sesgad) que aprovecha Ud. para reenviarnos hacia su propia introducción a este volumen (es un decir, lo de volumen).

Pues qué quiere que le diga: desde luego, yo no pico. Los versos (o quisicosa que sean) de Guinda ya los leí en su momento, y merced a la gentileza de Antón Castro he podido releerlos, en cinco o seis minutillos, esta misma mañana.

Quidam Lector

Manuel Martínez Forega dijo...

El que mi razón (sea quiebro o regate), querido Anónimo, aproveche el tránsito de estos comentarios para remitir a mi introducción es una razón como otra cualquiera para sustentar lo que digo, pues allí se dice con más largueza, puntualidad y necesaria imprecisión. Allí, en ese "volumen" que, en puridad (no es un decir) lo es, pues reúne las tres condiciones: es ancho, largo y alto, un 3D continental. Es así de objetivo. En cuanto a su contenido, sigue siendo aleatorio respecto al gusto. Diré, no obstante, que el lector ludens admirará y agradecerá edición tan breve en lo sustancial para ser leída en un "pispás" (esta forma es licenciosa) conocida la inmersión que sufre la lectura en este modelo social basado en la economía de la velocidad.
Esos versos que usted llama "quisicosa" son, también en puridad, versos vistos o leídos tanto desde la preceptiva hortodoxa como desde la concepción lega. Son así de objetivos.
¿No le gusta su brevedad? A mí me gusta mucho la brevedad en la poesía.
¿No le gusta su simbolismo? A mí me gusta mucho el simbolismo poético.
¿No le gusta su sensualidad? A mí, sí; me gusta.
¿No le gustan sus figuras retóricas? A mí me gusta mucho que la poesía recurra a sus fuentes formales (soy muy valéryniano en este punto).
¿No le gusta su antropomorfismo? A mí me gusta que la carne sea alimento del espíritu poético.
¿No le gusta su ontologismo? A mí, que la animi dispositio describa la hermosura de lo contingente me interesa muchísimo.
¿No le gusta que lo haya escrito Ángel Guinda? Para mí, el poeta Ángel Guinda es una de las voces más relevantes de la poesía española de los últimos 35 años y fuente de inspiración de muchos epígonos.
¿No le gusta que lo haya editado Olifante? Para mí, la Editorial Olifante es una de las dos únicas editoriales españolas que han arriesgado su trabajo, su capital y su diseño estético monográficamente: en favor de un género económicamente ruinoso, en favor de la poesía.
¿No le gusta que se haya traducido a 23 lenguas? Yo creo que eso no le viene nada mal a cuantos reiteran impertinentemente sus lapsus linguae en el contexto literario.
En fin, dejo aquí un espacio en blanco ( ) parentético como ocasional metáfora del silencio para quien quiera violarlo.
Dignitatis memores ad optima intenti.

Anónimo dijo...

No sé muy bien, estimado Manuel, de dónde se saca Ud. que a mí no me gusten muchas de las cosas que menciona en esta su locuacísima intervención. Me gustan las finas metáforas y las ricas sinestesias (cosa que, dicho sea de paso, no aprovecho para colocar alusiones a poetas franceses tan tomadas por los pelos como lo es la suya a Valéry, ese hombre que, por otra parte, lo escribió absolutamente todo). Es decir, no tengo nada en contra ni de que existan ni de que se usen, es más, me interesan (moderadamente) la retórica y sus procedimientos.

Me gusta también, en términos generales, la labor poética de Ángel Guinda. Entiendo, en cambio, muy poquito de la "animi dispositio", a la que Ud. se refiere con soltura, y menos aún del ontologismo con que su virtuosa faena exegética se adorna. De modo que sobre estos dos extremos me permitirá que no opine. Tampoco lo haré --de momento, al menos-- sobre tantas otras cuestiones que mezcla Ud., querido Manuel, inmoderada e injustificadamente.

Gracias por los párrafos. Le correspondo con una recomendación, si me lo permite, dado que puede venirle bien para enriquecer su ya frondoso argumentario: repase el prólogo de la segunda parte del "Quijote".

Atentamente,

Quidam Lector

Gracias por

Manuel Martínez Forega dijo...

No sé qué cuestiones mezclo inmoderada e injustificadamente cuando una aleación léxica es precisamente -y en este caso- eso: una mezcla de asuntos (que no de cuestiones). Inmoderada, quizá, injustificada, no; no lo creo, salvo que ested me lo revele.
Comprenderá que, después de emplear diez años de mi vida en la traducción, anotación y -breve- introducción (para no atosigar) de "Monsieur Teste", discrepe de su apresurada afirmación respecto a Paul Valéry: ¡qué más quisiera él que haberlo escrito todo! No, no lo hizo; nadie lo hará. Y comprenderá usted también que no dé aquí razones del porqué yo creo que no.
Me recomienda (y naturalmente que se lo permito) leer el "Prólogo" a la Segunda Parte del "Quijote". Entiendo que podríamos intercambiar nuestros respectivos repertorios catalográficos en sucesivas sugerencias, si así lo desea, pero no es éste lugar para aburrir a los lectores, máxime después de la razonable advertencia de Dalton Bert, titular de este blog. Sin embargo, concluiré que su recomendación en nada me atañe (¡Válame Dios...!), pues ni mi estilo es responder con rencor, ni me mueve la envidia, ni tengo a mano ningún cañuto para hinchar el perro y, aunque quizá loco y de dura mollera, todavía los cantos me rompen la cabeza y no al revés.
En cambio, acaso podría hacer suyo alguno de sus pasajillos, ya que compruebo que no sale usted al campo abierto y al cielo claro, y encubre su nombre.
"Non bene pro toto libertas venditur auro". No es frase de Horacio, aunque se la atribuya Cervantes al romano. He estudiado al Quijano con disposición infantil, así que aquí lo dejo, no sin antes enviarle mis saludos sinceramente cordiales.
Sigo también la recomendación de nuestro Dalton.

Dalton Bert dijo...

Estimado Manuel Martínez Forega:

a la vez que publicaba yo un comentario lo hacías tú, así que, como era por lo que tú habías puesto, y como juego en casa, lo borro y vuelvo a escribirlo.

Me deja boquiabierta tu facilidad de citas, nombres y alusiones (bueno, la del Quidam lector también, pero menos). ¿De verdad que eres capaz de escribir así de tirón, sin echarle una miradita a Google (www.google.com) para tus salvas culturales? Ante tal erudición me quedo mudo.

Mudo como la h de una "hortodoxa" que has escrito esta tarde, y que me ha dado la pista de que, en el fondo, escribes todo esto de coña.

¿Verdad?

Ah, y no hay problema en que os partáis el careto a base de disquisiciones y latines en mi blog. Yo no soy tan pazguato como el muchacho de quien he cogido la cita de mi entrada de hoy. Que por si no se notaba, SÍ que está escrita de coña.

Saludos

Manuel Martínez Forega dijo...

¡Vaya con la "hortodoxia", amigo Dalton! ¡Qué bueno! Seguro que me ha lanzado el subconsciente algún mal bicho de la próxima feria horto-floral zaragozana o que, como decía Valle-Inclán de sus "Hermitas", mis "Hortodoxias" tienen muy altas torres.
De verdad que lo siento, pero no es mi costumbre.
En fin, no sé qué responder a tu pregunta sobre la erudición. No es falsa modestia, te lo aseguro, pero a mí me parece tan natural que ni lo noto. Será la lectura, serán las lecturas y un poquillo de criptomnesia jungiana; eso debe de ser, Dalton.
Saludos.

Anónimo dijo...

Distinguido Manuel:

Veo que entendió a la primera hacia qué pasaje cervantino concreto apuntaba mi recomendación... Efectivamente, es cuestión de inflar o no inflar el perro...

Permítame que le diga, con toda sinceridad, que eso lo hace Ud. de maravilla. Basten, precisamente, las muestras de su prosa que quedan más atrás. Ello le permite a Ud., por ejemplo, aparentar que jalea la producción de algún que otro escritor del que en realidad descree. Más de una vez he podido comprobar cómo era eso justamente lo que hacía,con habilidad por cierto admirable.

Querría dejar un par de cosas claras. La primera no tiene nada que ver conmigo, pero creo entender que Ud. me la achacaba, quizás equivocándome con Dalton Bert: a mí la tarea editorial de Olifante me parece digna de admiración, en líneas generales. La segunda cuestión: como dinamizador cultural, a Ud. lo tengo en alta estima. Sin embargo, ya ve, su balumba verbal y referencial no me convence en absoluto. En suma, y como parece Ud. defender con tanto empeño, cuestión de gustos...

En cuanto a lo de encubrir o no el nombre: utilizo un seudónimo, mi persona real es lo de menos. Porque esto, señor Martínez, no es un duelo de caballeros sureños que, perilla en faz y melena al viento, defiendan su honra bajo el naciente sol de Alabama. Y por ello empleo la salsa del seudónimo: no necesita Ud. saber quién soy en mi otra vida. ¿O acaso sí?

Afectuosamente,

Quidam Lector

Manuel Martínez Forega dijo...

Cuestión de gustos, ¡por fin!
Le agradezco sus palabras y comprendo que huya de las balumbas, claro que sí. Pero cada cosa en su sitio. Pocas hay tan indecorosas como un zapato suelto en el recibidor (¡qué desorden!) Ahora bien, yo no hago sino adaptarme en lo posible al sujeto discursivo y, en esto, no me negará usted ahora que el suyo balumbea bastante.
Con lo que no estoy de acuerdo es con la que usted cree falsa arenga a autores en los que, en realidad no creo. Pues no, permítame decírselo: jamás he hecho eso. Cuando se me ofrece la oportunidad de atestiguar el perfil de un autor, todo lo que digo lo digo de verdad; no es más que un juicio, por supuesto, pero lo emito con toda la sinceridad de que soy capaz. También he rectificado a veces en un sentido u otro y tampoco me duelen prendas al hacerlo. Sin embargo, la megalomanía no admite raspadura alguna y eso me granjea no pocos venablos. ¡Qué se le va a hacer!
Y no; desde luego que respeto su anonimatosis. Estoy seguro de que si revelara su identidad, lo haría de nuevo con otro pseudónimo tan incierto como cierto es su indefinido Quidam.
Con el mismo afecto sustantivo, mi saludo.

Anónimo dijo...

No se fustigue, Manuel, no es necesario que aluda a su propia "megalomanía", hombre, no es para tanto... Eso se cura, por ejemplo, evitando citas innecesarias y a desmano, como ha hecho Ud. en su última intervención.

Va por el buen camino.

Afectuosamente,

Quidam Lector

Manuel Martínez Forega dijo...

¿Realmente ha leído mi última intervención? Nada ni a nadie cito, pero, en fin, a lo mejor hay algo de epifánico en mis palabras que no llego a vislumbrar. En todo caso, la megalomanía con la que me tilda es compartida; relea, si no, sus propios comentarios.
Acabo de señalarle aquí mismo otra veredilla para que no tropiece con los obstáculos ni se pierda en el laberinto.
Con mi afecto, como siempre.

Anónimo dijo...

Sí, la leí, la entendí perfectamente y la utilicé como quise (¿de verdad no se dio cuenta?).

Compruebo que sigue por el buen camino.

Así, calma, porquito a poco, que todo se cura...

Atenta y afectuosamente,

Quidam Lector

Manuel Martínez Forega dijo...

Y aquel camino verde, camino verde que va a la ermita. La fuente se ha secado, lloran de pena las margaritas...
Atte.

Dalton Bert dijo...

Esa está muy bien, amigo Manuel.

A mí la que me gusta es esta:

"La Parrala dicen que era de Moger
otros aseguran que fue de La Palma,
pero nadie supo de fijo saber
de dónde sería Trini La Parrala."


Saludos a todos los oyentes.

Anónimo dijo...

Lo mejor de todo,el cachondeo que se lleva Guinda publicando lo que le pasa por sus santos bemoles, cierto es que Olifante le publicará siempre lo que quiera, que para eso Doña Trini es Doña Trini.
En cuanto a la Editorial Olifante, ¿alguien me puede aclarar, tal vez ud. Sr. Forega, por qué los libros que se publicarob para la Expo al precio de unos 43 euros aproximadamente, en el cual intervenían 20 poetas (por dar mas datos), se estaban vendiendo a 14 EUROS meses antes en el paseo Independencia?.
¿No es eso un robo al ciudadano?.
¿No es eso un robo a la Expo?.
Pena de que éstos últimos no se enterasen pues hubieran tenido serios problemas.
Un saludo para todos, sobre todo para los que se enriquecieron a costa de la ignorancia de los demás.
Leonor de Aquitania.

Anónimo dijo...

Hola. En una suerte de regreso al pasado poco usual en las internetes, he vuelto por aquí y reexamindo un poquillo todo.

Y miren Vds., será que las Navidades me han agriado el carácter, pero cada vez me hace menos gracia la ídem del Sr. Guinda. Vale que se lo pase bien --no me extraña, estas ediciones son un cachondeo--, vale que no tenga ya nada que demostrar --cosa que yo estoy dejando de pensar, por cierto, y no sólo de él, sino de cuantos cultivan la literatura; pero esto daría para otro inserto--, pero eso no le da carta blanca para desforestar el mundo a base de las sucesivas ediciones de un libro que no es ni un libro. Hombre ya, ¡qué cinismo! Cuántas risicas hacemos juntos, ja, ja, qué colegas somos todos, jo, jo, fíjate cómo me adoran los jovenetos, ju, ju, soy el Puente entre Generaciones, el Amo del Calabozo... Por cierto, la representación de la mocedad, cochambrosa: el uno, un sobrinico, mira qué bien; y de las otras, una no tenía ni pajolera idea de hablar, ¡y dizque se dedica a periodista!, ¡Dios nos coja confesados! Pero Guinda, ¿dónde le colaron estos saldos averiados? Por Dios, tómese un poquito más en serio, hombre. O no se comporte de un modo tan cínico, pues ya no sé qué pensar.

En fin. Pido disculpas al anfitrión por este desfogamiento tan intenso. Será que me ha sentado mal la merienda... Ah, y una última anotación: las lenguas dravídicas son también muy chulas, es una sugerencia para que salga la que ya sería cuarta edición de esa cosa abracadabrante. "Con con": jolines, qué ocurrencias...

Saludos.

Quidam Lector