Nuestra niña es ya toda una mujer

Apreciado Leonide:

como ya dijo el predicador, unos que vienen y otros que se van. Me pongo tan filosófico porque ayer, el mismo día que desaparecía Ana María Navales, mujer de gran valor en las letras aragonesas, surgía un nuevo astro destinado a deslumbrar con su fulgor la cultura del terruño.

Si todavía no lo has adivinado, me refiero a la joven novelista Aloma Rodríguez, que en el suplemento Artes y Letras de Heraldo de Aragón de este jueves regaló a los lectores una bonita reseña (bonita y larga) de una novela de Amélie Nothomb. Es una lástima que no haya una versión digital de dicha reseña, porque de verdad que es muy recomendable leerla de principio a fin. Así que tendrás que conformarte con lo que te cuente. Aunque tú me conoces bien, y sabes que soy de fiar. Yo leí ayer el periódico en el bar de abajo, y le pedí al dueño (hay confianza) que me dejara llevarme la página. Todavía la conservo, aunque estoy pensando en comprarme un canario para ponerla en su jaula, y que se llene con sus deposiciones.

Antes de nada, te pongo en antecedentes de la recién escudillada crítica literaria: Aloma Rodríguez es la autora de París Tres, un libro de virtudes varias. Por ejemplo, juntar las anotaciones insulsas que una jovencita pone en un blog y llamar a eso novela. O perseverar en los topicazos de chica-intelectualoide-inquieta que describe a través de sus ojos lo que le va pasando, por supuesto nada fuera de lo normal. Todo ello ambientado en París, donde la autora estuvo estudiando (es decir, todo superreal, tío, supercercano). La novela generó los típicos comentarios laudatorios de colegas, palmeros y demás fauna de bonobos, así como de otros espíritus débiles a quienes no les importó que fuera más la excrecencia personal y prescindible de una culturetilla alevín que un texto literario.

Pero lo que ahora nos ocupaba era la reseña del Heraldo. Una reseña a la que se le dio prácticamente toda una página, y que era una concatenación de soserías, comenzando por un primer párrafo absolutamente plano y dedicado a la biobibliografía de la autora, tan brillante como una redacción de escuela. Le siguen luego otros párrafos en donde, con igual estilo plano, cuenta de qué va la novela de Nothomb. Se merienda de este modo más de la mitad del texto de la reseña, y llega a lo que, se supone, serán sus conclusiones. Lo mejor de esas conclusiones es que, gracias a Dios, concluyen la reseña, porque no aportan absolutamente nada al lector interesado. Nada.

Lo peor de todo no es que alguien gaste una página entera del suplemento cultural de un periódico demostrando que no tiene talento para merecerla. Es que encima, leyendo lo que escribe se ve que se siente superidentificada con la autora, tía, y que quiere que los que lean la reseña lo sepan.

En resumidas cuentas, que podemos estar contentos: nuestra niña ya es toda una mujercita, y no sólo publica libros, sino que además hace reseñas. Supongo que alguien estará de enhorabuena.

Actualización del lunes por la mañana:
Como no podía ser de otra forma, la joven escritora Aloma Rodríguez no ha podido resistir la tentación, y ha puesto en su blog la acojonante reseña publicada en Heraldo de Aragón. Puede leerse en todo su esplendor aquí, y de paso el lector interesado puede comprobar lo sencillo que es acumular soserías a nada que uno se aplique.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Nos alegra sobremanera su vuelta a la arena bloguera, Mr. Bert. No nos deje tanto tiempo sin sus aportaciones sabrosas, certeras, ocurrentes.Hace falta alguien que diga las verdades a esta panda de engreídos provincianos que se creen dignos del Cervantes.
Ana María Navales crecerá aún más con el tiempo, a pesar de los aragoneses. Descanse en paz.
Saludos, Mr. Bert.
OSIRIS

Anónimo dijo...

Ya lo había visto, Ángel, lo mandó OGM por el Facebook. Terrorífico, sin duda (sobre todo el principio). Por cierto, ¿por qué no se lo has mandado a Vincent? ¿Ya no lo quieres?
Besos y abrazos:

Miguel

Anónimo dijo...

Señor Dalton Bert:
No sé si está informado de que Aloma Rodríguez, además de ser autora de París Tres, resulta ser también la hija de Antonio Rodríguez, más conocido como Antón Castro, y responsable del suplemento Artes y Letras donde apareció la reseña. Definitivamente, sí, alguien está de enhorabuena.

Anónimo dijo...

Estimado Sr. Dalton Bert,
Desearíamos que se pusiera en contacto con nosotras a través del e-mail. Querríamos hacerle llegar creaciones nuestras para que, si tiene a bien, las elogie o las desarme con su espada afilada en su blog. Nos atenemos a su crítica, queremos probarnos, nos sometemos gustosas a su cedazo.

Somos las Capitanas del Cierzo, por ahora es suficiente con que ud. sepa esto. Gracias. Un fuerte abrazo.

capitanasdelcierzo@hotmail.com

Anónimo dijo...

Muy rara anda su bitácora últimamente, Sr. Bert. Veo que le informan de genealogías, que le salen a usted amigos, que algún despistado se lía...

¡¡Y hasta que le piden abra un consultorio poético!!

Qué cosas, ¿no?

(Y eso que apenas escribe ya, so vago).

Quidam Lector

Anónimo dijo...

Quidam Lector,

De consultorio poético, nada. Nosotras sólo solicitamos que nos cubra el manto de la noble crítica.

Las Capitanas del Cierzo.

Anónimo dijo...

Mucho cubrir es ese, Capitanas... ¿Ya querrá o podrá tan singular bitacorero?

Quidam Lector, saludante.