Agárrate, que viene curvatura

Amada Fmurr:

coincidiendo con unos días de particular trabajo, porque me he estado cambiando la cocina, una vez más ha habido un cierto movimiento por este blog, vía comentarios. Alguno de los comentaristas es bien conocido, y hasta estoy pensando en habilitarle una etiqueta propia (aunque mejor no, que se volverá todavía más pesado). El otro es nuevo en esta plaza, aunque no en muchas otras de esta gran Comedia Humana que es la blogosfera cultural aragonesa. Nada menos que Javier López Clemente, mantenedor de la bitácora La curvatura de la córnea.

Ha habido varias cosas que me han intrigado del comentario de López Clemente. En primer lugar, ¿qué carajo significa 'sobrosura'? En segundo lugar, señor López Clemente: ¿a qué se dedica usted? ¿A enviar masivamente por correo electrónico artículos de El País? No sé si los ejecutivos del Grupo Prisa le estarán agradecidos o, por el contrario y en vista de la crisis, estarán pensando en demandarle. Ándese con ojo, señor López Clemente.

En cuanto al contenido del no-comentario, el habitual Quidam Lector se ha encargado de hacer glosa y ponerle las correspondientes guinditas, y yo poco más voy a añadir, mitad por vagancia y mitad por miedo a que el tal Quidam se sienta aludido. En realidad, porque el no-comentario me parece que poco de interés aporta, en este blog o en cualquier otro.

Aun así, si el mensaje no me ha llamado en absoluto la atención, sí que lo ha hecho el mensajero. Y héteme que me he dado una vueltecita por el blog de La curvatura de la córnea, que he de confesar no haber frecuentado mucho. Hasta ahora, claro está. Porque sólo leer esta entrada, con sus consiguientes comentarios, por supuesto, compensa la criminal tarifa de ADSL que todos los meses tengo que pagar. Entre otras cosas, me ha hecho comprender por qué Javier López Clemente se dedica a mandar artículos ajenos por correo electrónico: porque los suyos propios son sonrojantes. La entrada a la que aludo tiene toda ella un tonillo de quiero y no puedo, aunque no se sepa muy bien qué quiere ser: López Clemente consigue hacer acopio de lo peor de la crónica social, del comentario literario remilgado, de los guiños para-que-todo-el-mundo-sepa-que-estoy-en-la-onda, de la incursión en el pseudolirismo más ñoño y del baboseo más patético. Veamos algunos ejemplos.

Comienza el cronista describiendo el comienzo de la actuación de una rapsoda: "Carmen Ruiz Fleta dejó un tercio vacío de Ámbar junto a mi corazón que latía apoyado en la barra negra de vela blanca y vino tinto." ¡Dios mío! ¿Se puede poner junto más empalago sin decir nada? Con un comienzo así, Javier López Clemente nos ha cautivado, como el señor embajador con los Ferrero Rocher. Pero es que luego sigue describiendo "un regalo de apetitosa sonoridad", en el que "sus palabras resbalaron por las chorreras de su camisa que era una blusa disfrazada de camiseta beige". ¡Buargh! ¿Hay alguna bacinilla cerca?

Seguidamente pasa al otro rapsoda, que no es otro que el poeta que sirve para todo, Octavio Gómez Millán. Aquí López Clemente se pasa al periodismo de alcance, destapando que el versátil OGM habló de la posibilidad de dejar la poesía (¿dónde hay que firmar para que lo haga?). Pero finalmente al cronista le puede la veta poética, y suelta de carrerilla el siguiente parrafón:

Octavio entregado, sin respirar, sílabas tras sílabas atado al micro, el foco violeta sobre la negra camisa, la negra barba, las gafas negras y el pelo negro, violeta y negro colores de pasión para desgranar pistas, influencias, divinidades y demonios todo en avalancha de verborrea, crudo, ahí lo tienes y te lo tomas como puedas, energía, imprescindible la concentración para seguirle, enganchados al itinerario para descubrir las propias referencias y cuando terminó, sólo me quedó resuello para apurar el tubo de cerveza.
De toda esta verborrea, a mí lo único que me ha seducido es la visión de un OGM cianótico y sin resuello para hablar, es decir, para decir tonterías.

Como ya te dije, el festival del humor no se limita únicamente a la entrada en sí, y hay que prestar atención a los comentarios. A ese tono jocoso contribuyen el propio Octavio Gómez Millán (con su habitual claridad de exposición, man), pero sobre todo el propio Javier López Clemente, encargado de contestar uno por uno el resto de comentarios. Incluido, por cierto, uno del propio Quidam Lector, a quien creía persona de un sólo blog.

Resumiendo, que no puedo por menos que sentir cierta envidia por La curvatura de la córnea y por Javier López Clemente, a quien se le nota que es feliz de la vida rozándose con los poetas más excelsos del planeta y luego escribiendo sobre lo bien que se lo ha pasado en esa posición. Pues nada, señor López Clemente, a seguir así.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Mr. Bert, no nos tenga tan ayunos de sus sabrosísimos comentarios, que puede que a algún frívolo (fíjese qué hermosa palabra-definición) se le indigesten, para tranquilidad de las Letras en general, de la Poesía en particular y satisfacción de la gente normal que aguantamos energúmenos pedantescos vacuos de contenido, aún seudoliterario.
En resúmen, hora es de que se llame a las cosas por su nombre:Estafa intelectual, trepas sin escrúpulos, pedantes y, encima, loados por cantamañanas babosillos...País...
Siga en la brecha, M. Bert...
OSIRIS

Anónimo dijo...

Buenos días sabatinos.

Osiris, no exagere, hombre (o mujer), que las laborcillas de don Dalton tampoco van a cambiar la faz de esta tierra ni de esta Corte de los Milagros Literarios en que parece haberse convertido Aragón, pese a su pequeñez.

Y cuidadín, no sea que acabe Ud. convirtiéndose también en uno de esos pelotillas a los que alude. Mire, si me permite (y aunque no...) por mi parte discrepo de Ud. en un aspecto. Habla de "trepas sin escrúpulos": y sin duda los hay, pero yo me temo que muchos -y muchas- lo que no tienen es CRITERIO, ni sensatez, ni cultura. Y están sinceramente convencidos /as de que lo que hacen es lo más de lo más. Luego viene la segunda parte, la de los palmeros que les dicen continuamente "muy bueno lo tuyo". Ahí pasa lo mismo. Los hay mu' tontos, pero mu' tontos. Los hay malévolamente babosos. Los habrá -me temo- que suplan sus carencias y complejos arrimándose a quienes creen más listos o mejores que ellos, para fardar de amigos. En fin. Como ve, Osiris, igualito igualito que sucede en el resto de la vida...

Y por mi parte, no estoy de acuerdo con el Sr. Bert en esta ocasión. López Clemente describió, o narró, o lo que diablos sea, con notable garra una sesión de recitado bastante inane y bastante vacua, amenizada quizás, sobre todo, por el alcohol. Eso es lo que se deriva de la lectura completa de su escrito (no les pongo el enlace porque no lo tengo a mano). E incluso de algunos de los fragmentos que copia el Sr. Bert. Aparte de que le guste más o menos al amo de este blog, ¿le parece flojo empeño emplear tres abigarradas líneas para decir que una señorita dejó el botellín vacío en la barra? ¿O sea, para contar la NADA? Eso tiene su mérito, oiga... Y más o menos por ese tenor discurre el texto de López, en su conjunto. Personalmente, lo que menos me gustó fue el final, muy tontuno, en que, según parece, el autor-narrador se deja sobornar, a base de birras, por un poeta que quiere que le recite sus versos... Eso implica, por un lado, que López actúa por interés, pues se deja sobornar, pero ¡qué baratito sale!; y pinta una imagen -muy veraz, por lo demás- que aproxima la vida cultural al alcohol. Ahora bien: eso, como advirtió en su momento Andrés Ibáñez, no es literatura; es dipsomanía.

Pero el resto no está nada mal. Permite darse cuenta, por ejemplo, de que Gómez Millán hizo el show inocentón y poco trabajado que lo caracteriza, pero eso no lo digo yo: lo dice, en realidad, López. Lean con ojo su entrada completa y ya verán, ya. También dice que Carmen Ruiz ni fu ni fa. No me cabe duda, porque la he oído, la he visto y he leído algunos versos suyos. Éstos son malos; ella se pone nerviosa, tropieza en la dicción y la soltura y encima habla mal (¿me han dicho que es periodista?, aaahhh, qué cosas).

Puestos a leer lo de López Clemente, no se pierdan los comentarios, especialmente los primeros. Porque el verdadero problema radica ahí. Dios mío, qué cantidad de sosadas y de lametones pueden llegar a repartirse unos y otros...

Y sí, Sr. Bert, también puse yo unas letras por ahí, también. ¿Pasa algo? En fin. Voy a pasar por alto sus comentarios sobre los míos. Porque no sé si se aburre de mí o siente celos de que opine en otras partes de la Super Blogo Chachisfera Aragonesssa que, como se sabe, es lo más.

En lo que estoy de acuerdo con Ud. es en lo de firmar para que Ese Que Viste de Negro, el Eugenio con greñas y sin gracia, abandone la poesía. O mejor dicho: para que se convenza de ello. Pues poesía, lo que se dice poesía, no ha escrito nunca.

Saludos.

Quidam Lector

Anónimo dijo...

ÚLTIMA HORA

No me resisto a comunicar al Sr. Bert y a todos los lectores de este ameno blog que don Manuel Martínez, más conocido por su alias "Forega", acaba de decretar el FIN DE LA POSMODERNIDAD literaria.

Ante la magnitud de la noticia he creído mi deber participarla a los cuatro vientos, para que todos Uds., como yo, caigan rendidos ante la sabiduría ingénita de Forega, quien está mereciéndose desde ya que los lectores, agradecidos, le otorguemos el apelativo de "For Ego", sin duda más justo para con Su alta ciencia. Ahí van las palabras de este semidiós, ¿qué digo?, dios, dios, de la crítica:

"Ya no cabe el caduco discurso postmoderno de la lógica urbana y el renovado spleen, el relato de un anecdotario privado sin interés, baladí, huero, común, vulgar".

¿Qué pensará de esto algún no hace mucho loado por For Ego, en gran medida a causa de sus esplines y anécdotas privadas, baladíes, hueras? Cálmense esos escribanos, que los dioses tornadizos son.

En fin. Voy a dejarlo aquí, que la risa me puede.

Saludos.

Quidam Lector

Anónimo dijo...

Sigue así, Dalton.
Un saludo:

Vinton Cerf

Anónimo dijo...

ASOCIACIÓN ARAGONESA DE ESCRITORES.
JUNTA DIRECTIVA:
PRESIDENTE: José Luis Corral
VICEPRESIDENTE: Manuel Vilas
SECRETARIO:Manuel Martínez Forega
VOCALES:
Francisco Javier Aguirre
Luisa Miñana
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Miguel Ángel Ortiz
Fernando Sarría
Miguel Serrano Larraz
Ricardo Vázquez-Prada
Miguel Ángel Yusta
Dirección de la revista: Ricardo Vázquez-Prada
Presidente de Honor: Rosendo Tello