Cuatro por uno

Apreciado Ernesto:


vaya lumbalgia que arrastro desde el viernes. Me ha dejado fuera de combate durante estos días, pero lo peor es que seguro que el lunes estoy mucho más aliviado, y no podré ponerla como excusa para no ir a trabajar. Lo que sí que no he podido, como ya habrás comprobado, es bajar a echar la partida del sábado con vosotros. Espero que hayáis encontrado un digno sustituto.

Por si alguna otra vez os sucede que os falta gente para la partida, te voy a recomendar a alguien que os lo puede solucionar: Manuel Martínez Forega, que en un solo cuerpo mortal es capaz de albergar varias personas. Te lo digo por experiencia, y en esta misma página puedes comprobarlo.

Como sabrás, Martínez Forega fue en algún momento transitador de este blog, e incluso parecia que entre él y yo despuntaba el comienzo de una bonita amistad. Sin embargo, por algunos dimes y diretes pareció ofenderse, y no sólo dejó de gratificarnos con su excelsa compañía, sino que incluso quitó el enlace hacia este sitio que, muy amablemente, había puesto en su propio blog. Su última contribución a este modesto sitio la dejó aquí, con palabras tan impresionantes como "La heteronimia y la heteroanonimia; la transexuación y la transustanciación; la metempsicosis y la esquizofrenia exponencial con que tales seres mutantes se expresan a partir de uno solo concede a la ciencia un rico objeto de investigación con diversas hipótesis preliminares de seducción extraordinaria". Con ellas se refería a quienes escriben por aquí bajo un seudónimo, algo que por lo visto indigna profundamente a Martínez Forega.

Sin embargo, el propio Martínez Forega ha caído en los mismos pecadillos contra los que predica. Y además, parece que le ha cogido el gustillo. La primera vez que lo hizo, fue bajo en nombre de Luis Quesada Murillo, en un comentario donde sacaba las castañas del fuego a Martínez Forega, y fomentaba todo un movimiento popular que clamase por su inocencia. El comentario es muy largo y no lo voy a reproducir, pero puede leerse aquí.  Obsérvese que tiene la misma obsesión que Martínez Forega por desenmascarar a los supuestos sedicentes, a que "den la cara". Bueno, finalmente, la cosa no dio para más, excepto la aportación un tanto extemporánea de algún despistado.

Hasta ahí, la cosa no hubiera sido más que una simpática anécdota. Pero es que hace unos días, Martínez Forega volvió a la carga. Primero, contestando bajo el nombre de J. A. de Diego a una de las entradas que yo había escrito. Y un día después, reincidiendo bajo la firma de Lorenzo Bellvís. En ambos casos, una vez más arremete con furia contra los anónimos; una furia comprensible en quien hace un desahogado uso de los nombres falsos y/o seudónimos. Pero incluso en estas curiosas prácticas, Martínez Forega parece albergar un cierto prurito de creador literario. Es curioso que cuando firma con su nombre, su discurso se parezca a una tesis doctoral del siglo XIX, mientras que cuando deja su voy a J. A. de Diego o Lorenzo Bellvís se permite usar términos como "Si invitas a alguien a la mesa de tu casa y se caga en el salón, hay que echarlo", o "!Al carajo con ellos!". Pero la cita de Valle Inclán que encabeza el último comentario es otra prueba más de la pedantería de Martínez Forega.

Te preguntarás, mi apreciado Ernesto, cómo sé yo que ha sido Martínez Forega quien ha escrito con otros nombres. En primer lugar, te invito a que leas con atención los comentarios que te he señalado. Si no te basta, y para no aburrirte con explicaciones largas y tal vez crípticas, te haré simplemente un símil, retomando una de las ideas que Martínez Forega/J. A. de Diego apuntaba: cuando alguien llega a tu casa, aunque no se cague en el salón deja huellas de su paso. Y si llevas los zapatos de Martínez Forega, de poco te valdrá que digas que eres Lorenzo Bellvís.

Por cierto, y para acabar: que no piense Manuel Martínez Forega que le tengo una especial inquina al dedicarle tanto espacio en esta humilde casa. Bien sabe él que he intentado comunicar mis pareceres, y de forma mucho más breve, en su propio blog. Pero he tenido la mala suerte de que un virus ha borrado una y otra vez mis comentarios. Lo único que me mueve con estas líneas es que tantos esfuerzos por su parte no pasen desapercibidos. Creo que es de justicia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola tras mucho tiempo, Sr. Bert.

¿Ha visto usted el último número de "Rolde"? ¿No? Pues no se lo pierda, que es la monda. Yo aún me estoy sujetando el bazo de la pechá de reír.

Quidam Lector

Anónimo dijo...

Venga, Fore, que ya sabemos que quidam y dalton eres tu.
Que poco estilo, que mierda llevas dentro.